miércoles, 14 de marzo de 2012

Los grandes estudios de cine




Desde comienzos de los años diez se fueron fundando las más importantes empresas de cine estadounidenses como la Universal Pictures, Fox Film Corporation, después conocida por 20th Century Fox-, United Artists, Warner Bros., Metro-Goldwyn-Mayer (MGM), Columbia, Paramount, RKO, que irían sufriendo diversas modificaciones en su estructura de gestión al fusionarse con otras empresas dedicadas a la exhibición y la distribución. La consolidación de estas firmas permitieron que la década de los años treinta se definiera como la "Edad de oro" de los grandes Estudios cinematográficos estadounidenses (y del mundo). El motivo no es sólo la producción continuada que se realiza en cada uno de ellos, sino el desarrollo de las más diversas líneas temáticas que dieron lugar una política de géneros más definida.
Durante la llamada «edad de oro de Hollywood», son los términos utilizados en la historia del cine, que designa a la vez un estilo visual y de sonido para películas y un modo de producción utilizado en la industria cinematográfica de Estados Unidos de América aproximadamente entre 1910 y 1960. Estilo clásico, es fundamentalmente basarse en el principio de la continuidad o la edición de "invisible" de estilo. Es decir, la cámara y la grabación de sonido no deberían llamar la atención sobre sí mismos.
En esa época las películas en los estudios de Hollywood se rodaban de forma parecida a la que se utilizaba para ensamblar los coches en las cadenas de montaje de Henry Ford. No había dos películas exactamente iguales, pero la mayoría seguían un género: Western, comedia, cine negro, musicales, cine de animación, biográfico, etc, y los mismos equipos creativos solían trabajar en las películas producidas por el mismo estudio . Se podía llegar a adivinar qué estudio había producido cada película solo por los actores que aparecían en ella; cada estudio tenía su propio estilo y toque característico que hacía posible averiguarlo, una cualidad que no existe hoy día. Aun así cada película tenía ligeras diferencias, y, en contraposición a los fabricantes de coches, la mayoría de las personas que intervenían en el rodaje eran artistas. Por ejemplo, Tener y no tener (1944) es famosa no solo por su pareja de protagonistas Humphrey Bogart  y Lauren Bacall, sino también por haber sido escrita por dos futuros ganadores del Premio Nobel de Literatura: Ernest Hemingway (1899-1961), autor de la novela en la que se basó la película, y William Faulkner, que trabajó en la adaptación para la pantalla grande.
Sin embargo rodar películas todavía era un negocio y las productoras hacían dinero operando bajo el llamado sistema de estudio. Los principales estudios tenían a miles de personas en nómina, actores, productores, directores, escritores, especialistas, mecánicos y técnicos. También poseían cientos de teatros en ciudades y pueblos repartidos por todo el país- teatros que proyectaban sus películas y que siempre necesitaban material fresco.
Muchos historiadores hacen hincapié en la gran cantidad de buenas películas que surgieron en este período de férreo control de los rodajes. Una de las razones que hizo esto posible fue que, con tantas películas en producción simultáneamente, no todas tenían que ser un éxito de taquilla. Un estudio podía arriesgarse con un proyecto de presupuesto medio que tuviese un buen guion y actores relativamente desconocidos: Ciudadano Kane, dirigida por Orson Welles (1915-1985), cumplía estas premisas. En otros casos, directores con una gran personalidad como Howard Hawks y Frank Capra, se pelearon con los estudios para imponer sus visiones artísticas. El sistema de estudio alcanzó, probablemente, su apogeo en el año 1939, que vio el estreno de clásicos como El mago de Oz, Lo que el viento se llevó, La diligencia, Caballero sin espada, Solo los ángeles tienen alas, Ninotchka, y Medianoche. Entre otros títulos salidos de la Edad de Oro que son considerados clásicos en nuestros días podemos citar: Casablanca, ¡Qué bello es vivir!, la versión original de King Kong y Blancanieves con los siete enanitos.


Se contempló a la Metro Goldwyn Mayer, con su famoso león en la presentación de todas sus películas, Paramount y Warner con respeto, sobre todo porque fueron los Estudios que dispusieron de mayores recursos tecnológicos y humanos. Después se incorporaría al grupo la 20th Century Fox. En cualquier caso, la exclusividad no impidió un intercambio a lo largo de los años de actores y directores según intereses afines.
El género cinematográfico se refiere a un método de dividir las películas en grupos formados por aquellas que comparten similitudes entre sí.
La aparición y desarrollo de los géneros está estrechamente ligada a las políticas de las productoras americanas de los años 1930. En esos años se comenzaron a elaborar unas fórmulas que tenían precedente anterior, pero que a partir de entonces se convirtieron en convenciones relativas al contenido, al diseño de la escenografía y del vestuario, a la caracterización de los personajes y al empleo de ciertos esquemas narrativos. La estandarización de la puesta en escena abarató los costes de producción, mientras que se proporcionaban al espectador unos códigos fácilmente reconocibles, aumentando el consumo inmediato de esos productos cinematográficos: está más que asegurado el éxito con el esquema boy meets girl (el chico conoce a la chica, el chico pierde a la chica, el chico recupera a la chica); y el happy end (final feliz) presentes aún en el cine de hoy.
Algunos estudios se especializaron en determinados géneros, como la Universal en el Cine de terror o la Metro-Goldwyn-Mayer en el musical. Otros géneros como el western se volvieron tremendamente populares.



La MGM se hizo con el estrellato cinematográfico gracias a los temas románticos dirigidos por Clarence Brown e interpretados por Greta Garbo (Ana Karenina, 1935), las más diversas historias firmadas por Víctor Fleming (La indómita, 1935; Capitanes intrépidos, 1937), en especial dos películas que marcaron una época de esplendor: Lo que el viento se llevó (1939), con Clark Gable y Vivian Leigh, y El mago de Oz (1939), con una jovencísima Judy Garland. Los hermanos Marx fueron dirigidos por Sam Wood en sorprendentes películas como Una noche en la ópera (1935) y Un día en las carreras (1937). La producción musical del Estudio quiso ser una proyección de los espectáculos de Broadway, tanto operetas (con Jeannette McDonald) como historias con mucho baile (con Eleanor Powell).


La Warner Bros. supo desarrollar hábilmente géneros como el cine negro y el cine de aventuras. En el primero Mervin LeRoy dirigió títulos tan representativos como Hampa dorada, (1930), con Edward G. Robinson, y Soy un fugitivo (1932), con Paul Muni; en el cine de aventuras destacan las aportaciones de Michael Curtiz, representativas de un modo de hacer que atrapó al público de la época: La carga de la brigada ligera (1936) y Robín de los bosques (1938), ambas con Errol Flynn y Olivia de Havilland. Y en el campo musical sobresalieron las películas barrocas dirigidas y coreografiadas por Busby Berkeley.


Paramount por su parte apoyó los grandes filmes históricos de Cecil B. De Mille como El signo de la cruz (1932) y Cleopatra (1934), la comedia sofisticada y de fina ironía de Ernst Lubitsch (Un ladrón en mi alcoba, 1932; La viuda alegre, 1934) o el cine de gangsters y de terror dirigidos con buen pulso por Rouben Mamoulian (Las calles de la ciudad, 1931; El hombre y el monstruo. Dr. Jekyll y Mr. Hyde, 1932). Sus películas musicales fueron más bien historias en las que diversos actores cantaban unas canciones (Mae West, Bing Crosby, etc.).


La Universal se especializó en cine de terror con inolvidables películas que han marcado a buena parte del cine posterior de género. James Whale fue el responsable de Frankenstein (1931) y El hombre invisible (1933), entre otras. Tod Browning dirigió Drácula (1931), con un inimitable Bela Lugosi, y una sorprendente e inigualable La parada de los monstruos (1932).





La RKO produjo los musicales de la pareja de baile más famosa del cine: Fred Astaire y Ginger Rogers, especialmente con La alegre divorciada (1934) y Sombrero de copa (1935). La Columbia se centró en una producción más familiar, destacando las comedias de Frank Capra en la línea de Sucedió una noche (1934), con Claudette Colbert y Clark Gable, El secreto de vivir (1936), con Gary Cooper y Jean Arthur, y Vive como quieras (1938), con Jean Arthur emparejada en esta ocasión con James Stewart.
Entre los años 1930 y 1950, cinco grandes corporaciones Paramount, Loew’s (MGM), Fox Film (desde 1935 Century-Fox), Warner Bros. Y RKO (Radio Keith Orpheum) dominaban la distribución y exhibición de películas en los Estados Unidos, a la vez que alcanzaban una gran influencia en todo el mundo. Las Cinco recaudaban diariamente tres cuartas partes de la media de ingresos de taquilla. Establecieron el modelo de hacer cine, distribuir películas y proyectarles, y recogieron la recompensa, en términos de dinero y poder, equivalente a tan elevado estatus.

El Star-system

Los productores rápidamente se percataron de la "rentabilidad" de algunos actores o actrices que superaba al resto. Por lo tanto, comenzaron a preocuparse seriamente de la elección y lanzamiento de sus estrellas. Nace entonces el star system.
Star system (expresión inglesa traducible por "sistema de las estrellas") era el sistema de contratación de actores en exclusividad y a largo plazo de utilizado por los estudios de Hollywood en la denominada época dorada de Hollywood para asegurarse el éxito de sus películas.
Las estrellas de cine fueron creadas por los propios estudios como una mezcla entre actor y personaje, mitificados como dioses por el público. Era común difundir biografías ficticias a fin de captar la audiencia. Su vida íntima, sus bodas, sus divorcios, sus escándalos fabricados, etc., se transforman en producto consumible para el público.
 Este sistema duró hasta los años 50, aunque hoy en día sus secuelas persisten.
Importancia de este período
Dejando de lado la inmensa industrialización del cine, transformada en una verdadera máquina lucrativa, existen muchos aspectos rescatables, como por ejemplo, lo decisivo que resulta El nacimiento de una nación de David W. Griffith en la técnica cinematográfica, al utilizar hábilmente el montaje y la combinación de planos para crear una verdadera obra maestra y también una de las más polémicas por promover la supremacía de la raza blanca y describir el supuesto heroísmo de los miembros del Ku Klux Klan.
El cine clase B propició las condiciones para que los cineastas experimentaran y crearan nuevos lenguajes o abordaran temáticas menos comunes. Clase B era una película realizada con bajo presupuesto y actores principiantes, no reconocidos o en decadencia. La clasificación se siguió usando después de la caída de dicho sistema y se asocia comúnmente a producciones de baja calidad (se relaciona con el cine bizarro).

Caída del sistema de estudios y el gobierno de EE.UU.

El gobierno de Estados Unidos perdonó en varias ocasiones las irregularidades de las grandes empresas a fin de impulsar la economía en tiempos de recesión. Pero hacia 1938, se dio cuenta que este sistema no funcionaba y comenzó a presionar. Sin embargo, las Majors tenían suficiente poder como para eludir la norma.
En 1948 un fallo judicial contra los estudios mayores de Hollywood los obligó a deshacerse de las cadenas de cine; ya que, al estar en dominio de la producción, distribución y la exhibición, violaban la ley federal de antimonopolio.
Al perder los estudios la exhibición, no tenían una distribución asegurada, y no podían manejar el mercado colocando películas a su antojo.
El star system también se acababa. Los intérpretes, libres para actuar con independencia de los grandes estudios, exigieron impresionantes sueldos y un porcentaje de los ingresos de sus películas.
En los años 1950 la asistencia a los cines volvió a declinar debido a la fuerte competencia que presentaba el florecimiento de la televisión.
Hacia 1959, la producción estadounidense había decrecido hasta 250 películas al año. Además, las películas europeas y asiáticas (japonesas, principalmente), aunque confinadas a las salas de arte y ensayo, se convirtieron en algo corriente para el espectador estadounidense. En 1946, había menos de una docena de salas de arte y ensayo en todo el país, mientras que en 1960 sobrepasaban el millar. Comenzaron a proliferar por todo el mundo los festivales de cine, en los que se mostraba el trabajo de directores cuya obra antes de 1950 era muy poco conocida fuera de sus países de origen.
El declive de los estudios
El sistema de estudio y por ende la Edad de Oro de Hollywood sucumbieron a dos fuerzas a finales de los años 40: (1) Una intervención federal que separó la producción de películas de su exhibición en salas; y (2) la invención de la televisión. Como resultado de esa intervención, actores y cuerpo técnico fueron liberándose gradualmente de sus contratos con las productoras. Ahora, cada película hecha por un estudio podría tener un reparto y equipo creativo completamente distinto, desencadenando en la pérdida gradual de todas esas "características" que hicieron inconfundibles a las películas de la MGM, Paramount, Universal, Columbia, RKO y Twenty-Century Fox. Sin embargo, determinadas personas del mundillo, como Cecil B. DeMille, utilizaron artistas que seguían contratados hasta el final de sus carreras o los mismos equipos creativos en sus películas por lo que, una película de DeMille todavía parecía rodada en 1932 o 1956. El número de películas en rodaje descendió bruscamente, incluso las de gran presupuesto, marcando un cambio en la estrategia a seguir por la industria. Los estudios se centraron en producir entretenimiento que no pudiese ser ofrecido por la televisión: espectáculo, producciones con argumentos trascendentales, mientras otros cedieron los derechos de sus bibliotecas cinematográficas y teatrales a otras compañías para ser vendidos a la televisión.
Aunque la televisión acabó con la hegemonía de la industria cinematográfica en el entretenimiento estadounidense, el surgimiento de la televisión resultaría ventajoso, a su forma, para las películas. Esto fue debido a que la opinión pública sobre la calidad de la programación televisiva decayó rápidamente y, por el contrario, el estatus del cine empezó a ser cada vez más reconocido como una forma de arte seria y digna de respeto y estudio. Esto fue complementado con la milagrosa decisión en la que la Corte Suprema de los Estados Unidos revocó su decisión y dictaminó que las películas eran una forma de arte con derecho a la protección de la Primera Enmienda.

El «nuevo Hollywood» y el cine post-clásico

«Cine post-clásico» es un término utilizado para describir los cambios narrativos en el nuevo Hollywood. Se argumenta que las nuevas aproximaciones al drama y la caracterización jugaron con la expectación de la audiencia adquirida en el período clásico: la cronología se cruzaría, los guiones presentarían "finales inesperados" y las líneas que separan al antagonista y protagonista estarían difuminadas. Las raíces de la narración post-clásica según Ángel Faretta están en el momento de auto-conciencia del cine, a partir de la película de Orson Wells, Ciudadano Kane, donde por primera vez el cine "se contempla a sí mismo". Otros declaran que el quiebre podría estar en el cine negro, en Rebelde sin causa (1955), y en la rompedora y atípica película de Hitchcock, Psicosis.
«Cine post-clásico» es un término utilizado para describir al período que prosiguió al declive del sistema de estudio en los 50 y 60 y el final del código de producción. Está marcado por una gran tendencia a dramatizar cosas como la sexualidad y la violencia.
«Nuevo Hollywood» es un término utilizado para describir la aparición de una nueva generación de directores educados en escuelas de cine y que han absorbido las técnicas creadas en Europa en la década de los 60. Directores como Francis Ford Coppola, George Lucas, Brian de Palma, Martin Scorsese, y Steven Spielberg llegaron para crear productos que rindiesen homenaje a la historia del cine e innovar sobre los géneros y técnicas ya existentes. Al principio de la década de los 70, sus películas fueron a la vez alabadas por la crítica y exitosas comercialmente. Mientras las primeras películas del «nuevo Hollywood» como Bonnie y Clyde y Easy Rider habían sido relativos affairs de bajo presupuesto con héroes amorales y una sexualidad y violencia incrementadas, el enorme éxito cosechado por Coppola, Spielberg y Lucas con El padrino, Tiburón, y La guerra de las Galaxias, respectivamente ayudaron a establecer el concepto moderno de "cine comercial" y llevaron a los estudios a enfocar más seriamente sus esfuerzos en intentar producir grandes éxitos.
La obsesión por producir espectáculo en la gran pantalla ha modelado ampliamente el cine estadounidense desde sus comienzos. Epopeyas espectaculares tomaron ventaja de las nuevas técnicas panorámicas que habían ido creciendo en popularidad desde la década de los 50. Desde entonces, las diferencias entre las películas estadounidenses se han ido incrementando hasta llegar a dividirse en dos categorías: cine comercial y cine independiente. Los estudios se han orientado en confiar en un puñado de estrenos extremadamente caros cada año en orden a mantenerse rentables. Enfatizan el espectáculo en el cine comercial, el poder de las estrellas y un alto coste de producción, lo que implica un enorme presupuesto. El cine comercial típico se basa en el poder mediático de sus estrellas y la publicidad masiva para atraer a una amplia audiencia. Un título de éxito atraerá una audiencia lo suficientemente grande como para compensar los gastos de producción y proporcionar beneficios considerables. Este tipo de producciones tienen un elevado riesgo de fracaso y la mayoría de los estudios estrenan títulos todos los años que se sitúan a ambos lados de la balanza.

 Cine independiente

Los estudios complementan estas películas con producciones independientes, rodadas con presupuestos pequeños y a menudo independientemente de la corporación del estudio. Las películas hechas de esta forma típicamente enfatizan su alta calidad profesional en términos de interpretación, dirección, guion y otros elementos asociados con la producción y, también, con la creatividad y la innovación. Estas películas cuentan usualmente con el apoyo de la crítica o con encontrar su hueco en el mercado para conseguir audiencia. Debido a los bajos presupuestos del cine independiente, un título exitoso puede tener un alto ratio de beneficios mientras que uno fallido obtiene unas pérdidas mínimas, permitiendo a los estudios patrocinar docenas de estas producciones en adición a sus grandes estrenos.
El cine independiente estadounidense fue revitalizado a finales de los años 1980 y principios de los años 1990 cuando otra nueva generación de cineastas, incluyendo a Spike Lee, Steven Soderbergh, Kevin Smith, y Quentin Tarantino rodaron títulos como, respectivamente, Haz lo que debas, Sexo, mentiras y cintas de vídeo, Clerks., y Reservoir Dogs. En términos de dirección, guion, edición y otros elementos, estas películas fueron innovadoras y a menudo irreverentes, jugando con la contradicción de las convenciones de las películas de Hollywood. Además, su considerable éxito económico y su cruce con la cultura popular, restableció la viabilidad comercial del cine independiente. Desde entonces, la industria del cine independiente se ha definido con más claridad y con más influencia en el cine estadounidense. Muchos de los principales estudios se han enfocado en ello mediante la creación de subsidiarios para producir películas similares; por ejemplo Fox Searchlight Pictures.
En menor medida en la presente década, los tipos de películas que previamente tenían una presencia mínima en el ámbito del mercado cinematográfico han empezado a resurgir con una mayor atracción en taquilla. Estos incluyen películas de habla no inglesa como Tigre y dragón y Herp y documentales como Super Size Me, La marcha de los pingüinos y los trabajos de Michael Moore, Bowling for Columbine y Fahrenheit 9/11.

La aparición del mercado de vídeo doméstico

Los años 1980 y los 1990 vieron otra importante creación. La completa aceptación del vídeo por parte de los estudios abrió un nuevo y vasto campo de negocio a explotar. Películas como The Secret of NIMH y The Shawshank Redemption, que tuvieron una pobre aceptación en taquilla, fueron capaces de encontrar su éxito comercial en el mercado del vídeo. Esas décadas también vieron la primera generación de cineastas que tuvieron acceso a la emersión de las cintas de vídeo. Directores como Quentin Tarantino y Paul Thomas Anderson habían tenido acceso a miles de títulos y produjeron películas con numerosos referencias y conexiones con obras previas. Esto, junto con la explosión del cine independiente y la reducción de costes en el rodaje, cambió el panorama del cine estadounidense una vez más y lideró un renacimiento en el rodaje de películas entre las clases baja y media de Hollywood; aquellas sin acceso a los recursos económicos del estudio.
La aparición del DVD en el siglo XXI se convirtió rápidamente en una gran fuente de beneficios para los estudios y ha liderado una explosión de ediciones con escenas extra, versiones extendidas y pistas comentadas en las películas.

La aparicion de internet

La descarga de contenidos a través Internet ha obligado a los grandes estudios de Hollywood a ponerse las pilas. Compañías como Warner, Paramout, Sony o Fox han decidido crear un servicio de alquiler y venta de películas que se alojarán en la nube: UltraViolet (http://www.uvvu.com).
El servicio permitirá compartir las películas con hasta seis usuarios y se podrán reproducir en diversos dispositivos, televisores, 'smartphones' y videoconsolas entre otros. La creación de 'UltraViolet' se ha anunciado durante el CES 2011 y es la confirmación de que las compañías han decidido convivir contra Internet y no luchar contra ella.
La lucha más eficaz contra la piratería es mejorar las plataformas y los contenidos en la red. Y, aunque más tarde que terceros como Netflix, esta ha sido la estrategia que han decidido adoptar algunas de las compañías más importantes de Hollywood. Warner, Lionsgate, Paramount Pictures, Sony Pictures, Universal Pictures y Twenty Century Fox han sido las Majors que han apostado por la distribución en la red con UltraViolet Media. Junto a estos grandes estudios el proyecto cuenta con el apoyo de empresas del sector tecnológico como Microsoft o HP.
El hecho de que las grandes compañías hayan apostado por Internet es un claro síntoma de la tendencia actual. Su servicio permitirá a los usuarios adquirir títulos de forma digital. Los usuarios compran una película y consiguen acceso permanente al material, que queda alojado en la nube. De esta manera siempre y donde que quieran tendrán acceso a su película.
Con UltraViolet y su sistema de almacenamiento en la nube se pretende romper el espacio, facilitando el consumo de los usuarios en cualquier lugar y liberando sus discos duros.
Para facilitar las formas de consumo también se permite a los usuarios disfrutar de sus adquisiciones en distintos dispositivos. En la web de UltraViolet se asegura que el sistema permitirá a los usuarios descargar o ver sus contenidos en streaming en televisores, ordenadores, videoconsolas o 'smartphones'. Las adquisiciones se pueden compartir con 6 usuarios, un sistema que también es toda una novedad. Para las familias que compartan contenidos se ha desarrollado un sistema parental sobre los contenidos, haciendo que no sea necesario configurar cada dispositivo para su control.
La idea de las productoras americanas es buscar formas de distribución por Internet que consigan satisfacer al cliente a la vez que dar beneficios y luchar contra la piratería. UltraViolet se presenta como un sistema que dará más movilidad al consumo de los usuarios, más posibilidades y una gran calidad. Los estudios esperan que sea un éxito e incluso prevén que sea el auténtico sustituto de soportes físicos como el DVD.
La información sobre el servicio ya está disponible en su página web: http://www.uvvu.com. Los detalles sobre las tarifas, las fechas de lanzamiento y el catálogo de contenidos todavía no se han dado a conocer.
La participación de los grandes estudios de Hollywood en principio es una garantía de la variedad y calidad del servicio. Sin embargo, habrá que ver si estos estudios no chocan con las compañías que explotan las películas por todo el mundo (distribuidoras de discos o televisiones), haciendo inviable el servicio en países como el nuestro.
Se espera que en los próximos días la web informe de más datos y en poco tiempo el servicio empiece a funcionar. Veremos si España es uno de los afortunados países en recibirlo.




Escrito por: Álvaro Carmona

Bibliografia

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