INTRODUCCION
Hay una Gran evolución en el cine europeo
por parte de cada director que busca proseguir con su carrera artística. En
Italia el cine esta en manos de nombres como Luchino Visconti, el cine en
Alemania cuenta historias de conquistas, de la sociedad y del ser humano, en
Inglaterra el cine se apoya en los trabajos de veteranos como Stanley Kubrick. Del resto de cinematografías, junto con el
movimiento Dogme 95 impulsado por Lars von Trier (Rompiendo las olas, 1996) y
otros cineastas daneses, que no lograron ocultar el acierto de películas como
El festín de Babette (1987), de Gabriel Axel, o Pelle el conquistador (1988),
de Bille August, se puede decir que son autores únicos.
DESAROLLO
Pasados los años setenta, hay una evolución en el cine
europeo gracias a los artistas, en su mayor parte directores que hacen
proyectos individuales, siguiendo con su carrera y sin hacer caso de los
contras que se les presentasen en el camino. No se puede decir que cada cinematografía
tenga unas señas de identidad como grupo; existen proyectos singulares,
rutinarios, originales, provocadores, insulsos, pretenciosos y aburridos. En
europa, se sigue accediendo a las salas de cine para ver películas
fundamentalmente estadounidenses, aunque en Francia hay un auge del cine
natal, gracias a la financiación que se da a la empresa cinematográfica. El
resto de las empresas dedicadas al cine, buscan seguir produciendo el poco
tiempo que les queda, con las ayudas recibidas gracias a las Administraciones
nacionales y los fondos europeos.
|
El cine italiano corre a cargo de directores como
Luchino Visconti, Federico Fellini, Pier Paolo Pasolini, aunque otros artista
empiezan a innovar gracias a su ideología y cultura, sacando obras como El
conformista (1970) y Novecento (1976), de Bernardo Bertolucci, El
árbol de los zuecos (1974), de Ermanno Olmi, Cinema Paradiso (1989),
de Giuseppe Tornatore, y el trabajo de Roberto Benigni La vida es bella (1998).
Bertolucci apuesta por un cine mas estilo Hollywood alcanzando con El
último emperador (1987) uno de sus momentos más brillantes, película que
recibió 9 Oscar de la Academia.
|
En Alemania, cogiern el
relevo la generación intermedia, en la que se encontraban: Werner Herzog dirige
Aguirre o la cólera de Dios (1973), excepcional relato sobre la época de
conquistas. Rainer W. Fassbinder, corrosivo analista de la sociedad alemana y
del ser humano, firma películas como La ley del más fuerte (1974) y La
ansiedad de Verónica Voss (1981). La personalidad de Wim Wenders crece en
círculos de cinefilia de todo el mundo tras la proyección de Alicia en las
ciudades (1973), El amigo americano (1977), Cielo sobre Berlín (1987).
Mientras que Volker Schlöndorff muestra su madurez en El tambor de hojalata (1979),
pasando después a trabajar en el cine estadounidense.
En Inglaterra, se apoya el cine de Stanley Kubrick (La
naranja mecánica, 1971; El resplandor, 1980) y Charles Crichton (Un
pez llamado Wanda, 1988), para dar en los ochenta a una de las décadas
más brillantes de dicha cinematografía con Carros de fuego (1981), de
Hugh Hudson, y Gandhi (1982), de Richard Attenborough, entre otras,
estela que continuarían producciones como Cuatro bodas y un funeral (1994),
de Mike Newell, y Secretos y mentiras (1996), de Mike Leight. Surge un
cine de realismo social impulsado por Ken Loach (Agenda oculta, 1990; Lloviendo
piedras, 1993; La cuadrilla, 2001), Stephen Frears (Mi hermosa
lavandería, 1985; Café irlandés, 1993) y Jim Sheridan (En el
nombre del padre, 1993), y el éxito comercial de todos los tiempos fue Full
Monty (1997), de Peter Cattaneo.
En el cine francés, junto con los François Truffaut (La
mujer de al lado, 1981), Louis Malle (Adiós muchachos, 1987), sigue
muy activo Claude Chabrol (Inocentes con manos sucias, 1974; Un
asunto de mujeres, 1988; No va más, 1997) y Bertrand Tavernier (Hoy
empieza todo, 1999), e irrumpen con fuerza Robert Guédiguian (De todo
corazón, 1998) y los hermanos Luc y Jean Dardenne (Roseta, 1999) y
Jean-Pierre Jeunet (Amélie, 2001).
Del resto de cinematografías, junto con el movimiento
Dogme 95 impulsado por Lars von Trier (Rompiendo las olas, 1996) y
otros cineastas daneses, que no lograron ocultar el acierto de películas como
El festín de Babette (1987), de Gabriel Axel, o Pelle el
conquistador (1988), de Bille August, se puede decir que son autores
únicos (como el griego Theo Angelopoulos, el portugués Manoel de Oliveira,
los filandeses Aki y Mika Kaurismäki, el iraní Abbas Kiarostami, etc.) los
que defendidos por la crítica internacional de cinéfilos y arropados por un
sin fin de premios en los festivales más importantes, llegan con frecuencia a
ciertas salas europeas para ser disfrutados por el público interesado en
otras historias y maneras de narrar.
Escrito por: Daniel Valdemoro González
BIBLIOGRAFIA
-Wikipedia
-Gran Enciclopedia Universal
|
- Mutaciones
del Cine Contemporáneo
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario